nosotras…


Un poco de HISTORIA sobre NOSOTRAS...

En 1877 Santa Rafaela María y su Hermana Pilar fundaron la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Las Fundadoras y sus primeras compañeras, contemplando la realidad de la sociedad y de la Iglesia, intuyeron que el “poner a Cristo a la Adoración de los pueblos” y la educación evangelizadora, era la respuesta a las necesidades de su tiempo.

¿En dónde encontraron su fuerza?

En su descubrimiento de Jesús-Eucaristía y en la Espiritualidad de San Ignacio.
Desde ahí llegan a la conclusión de que:
- La Eucaristía, los tiempos de Adoración y las actitudes que brotan de ella son el Centro de la Vida Cristiana

- Los EE de san Ignacio son el medio privilegiado para “poner en contacto a la persona con ella misma, con los demás y con Dios”
Desde el principio la Congregación cuida de manera especial y da a conocer estos pilares de su Carisma.
Hoy existen cerca de 1200 Esclavas, en 130 comunidades y 22 países.
De Rafaela María recibimos la “herencia” de una forma de mirar el mundo con esperanza y misericordia; descubriendo en él las faltas de Vida, las necesidades de “reparación” de las “heridas”, que sólo el amor del Corazón manso y humilde de Jesús puede sanar.

SANTA RAFAELA MARÍA

Rafaela María Porras Ayllón nace el día 1 de marzo de 1850 en Pedro Abad, un pequeño pueblo de Córdoba (España). Crece en un hogar donde -como en tantos otros- la fiesta, el bullicio, la alegría, las sonrisas conviven con la entereza, la serenidad, el dolor, la aceptación de las situaciones difíciles; allí el trabajo, el esfuerzo, la exigencia se entrelaza con el descanso, el sosiego y la ternura…
Cuando muere su madre, ella y su hermana Dolores deciden que el mundo ya no va a girar alrededor de ellas… Ese mundo de pobreza -que las rodea y las necesita- entra de lleno en sus vidas. Corre el año 1874 cuando comienzan su andadura en la vida religiosa llegando a fundar la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
Rafaela María se sabe miembro de una familia muy grande, la de todos los hijos de Dios y, durante toda su vida, nada de lo de sus hermanos los hombres le va a parecer ajeno, busca con todas sus fuerzas que todos “lo conozcan y lo amen”.
Muere en Roma en 6 de enero de 1925.

LA CASA de SANTA RAFAELA